- Jerónimo Ors, farmacéutico y director de la firma de cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors, aborda la estrecha relación entre la piel, el cerebro y una experiencia sexual placentera
Madrid, 2 de julio de 2024
En el contexto de la experiencia sexual, los genitales han contado desde siempre con un especial protagonismo. Sin embargo, para que esta se produzca de una forma placentera, la piel y el cerebro juegan un papel fundamental. Así lo explica Jerónimo Ors, farmacéutico, experto en el cuidado de la piel y director de la firma de cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors: «La piel y el cerebro son los dos órganos sexuales por excelencia. Aunque los genitales están directamente involucrados en el acto sexual, sin la intervención de la piel y el cerebro, la excitación y el placer serían prácticamente imposibles».
La piel actúa como un gran sensor que detecta todo lo que la rodea o entra en contacto con ella, proporcionando información constante al cerebro que este procesa y utiliza para enviar las órdenes necesarias al resto del cuerpo. Este proceso se realiza gracias a una serie de terminaciones nerviosas, denominadas corpúsculos, que recubren nuestra epidermis.
Entre estos receptores nerviosos, se encuentran los de Meissner, que responden al tacto suave; los de Ruffini, que lo hacen al estiramiento o calor; o los de Pacini a la presión y las vibraciones. Sin embargo, son los corpúsculos de Krause los implicados en el placer sexual. Localizados en las capas profundas de la piel y las mucosas, tienen variantes especializadas en las zonas genitales, que son particularmente sensibles a las vibraciones.
«Contrario al mito de que los hombres disfrutan más del sexo, son las mujeres quienes poseen un mayor número de estas terminaciones del placer. Se estima que el clítoris contiene entre 8000 y 10000 de estos receptores, mientras que el pene tiene entre 4000 y 6000. Esto sugiere que, dejando de lado las habilidades individuales, las mujeres tienen más potencial para disfrutar del sexo,» explica Ors.
El cuidado de la piel, clave para tener una experiencia sexual placentera
La piel y el sexo están íntimamente relacionadas, de forma que la práctica sexual mejora el estado de la piel, mientras que, a su vez, una piel cuidada e hidratada convierte la experiencia sexual en un acto mucho más placentero.
Más allá de los genitales, la piel y los labios son el escenario principal de la excitación sexual. Las caricias, los besos y el contacto físico incrementan el nivel de excitación. «El cerebro procesa estos estímulos, acelerando el ritmo cardíaco y poniendo los músculos en acción», señala Ors.
“Durante este proceso, la piel se calienta, lo cual es beneficioso porque significa que más oxígeno y nutrientes llegan a nuestras células, mejorando su funcionamiento y apariencia. Asimismo, se generan endorfinas que ayudan a elevar nuestras defensas y combatir el estrés. Finalmente, el orgasmo provoca un aumento de andrógenos y estrógenos y la liberación de neuromoduladores como la vasopresina, oxitocina, norepinefrina y serotonina, que contribuyen a la hidratación de la piel y a la producción de mucopolisacáridos, esenciales para su firmeza», detalla Ors.
Por otro lado, este especialista de la piel, subraya la importancia de mantener la piel hidratada y saludable para disfrutar plenamente del contacto físico. «Una epidermis seca y áspera dificulta la transmisión de los estímulos de placer. Lamentablemente, existen condiciones cutáneas como los eczemas, la dermatitis atópica o la psoriasis, que irritan e inflaman la piel, haciendo que el contacto físico sea incómodo o doloroso», indica.
Para evitar estos problemas, Ors recomienda el uso de productos con extractos de plantas como la avena, caléndula, mimosa o rhodiola; aceites como el de cacay, babassu, argán o rosa mosqueta, que aportan emoliencia a la piel; u otras sustancias, como los insaponificables de aguacate, que son útiles para rellenar las grietas de la piel, creando una superficie suave y agradable.
«Es esencial preparar y cuidar nuestra piel, ya que de ello dependen muchas cosas, incluido el placer que podemos experimentar», concluye Ors.
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