ROTO

Lo primero que llama la atención de ROTO es el lugar en el que está emplazado: no es simplemente un espacio de ocio, es un mirador abierto a la ciudad más antigua de las Islas Baleares, con más 2.500 años de historia: Dalt Vila. Desde allí, se puede disfrutar de un restaurante que nos promete una experiencia única puesto que sobrevuela literalmente sobre el Mediterráneo y nos permite sentir toda la fuerza del mar bajo los pies.

La cocina que ofrece su restaurante es “de recuerdos” porque no olvida el pasado gastronómico de las islas pitiusas, la tradición y los siglos que pasaron para dar lugar a las recetas más sabrosas y tan “de la tierra”. No en vano los ingredientes que se usan son materias primas autóctonas y de calidad, dando lugar a una gastronomía de primer nivel. Su cocina, según cuenta su chef ejecutivo, Jorge Brazález, es una dinámica mezcla de cocina balear en la que no faltan las influencias mediterráneas, andaluzas y árabes. Se basa en la autenticidad y en pocos aditivos.Por ello, este conocido cocinero es definido como “el chef sin reglas”, dando lugar a un restaurante para personas amantes de las sorpresas que busquen calidad y cuidado.

ROTO es además conversación, glamour, elegancia y seña de identidad de un lifestyle único y sin parangón. De esto último, tienen buena parte de culpa dos de los socios fundadores de ROTO, Miguel Sancho y Andrés García-Prado. Conocidos también por ser dos de los socios fundadores de Beso Beach, hacen desde hace diez años un tándem contrastado por tener la capacidad y el tino de crear conceptos que son replicados posteriormente en otros establecimientos. Pero lo hacen con la humildad de no ser conscientes de la creatividad innata que atesoran y resumen sus logros en “no tiene ningún misterio: hacemos únicamente aquello que también a nosotros nos hace disfrutar”.