- Factores como el sedentarismo, la exposición continuada a diferentes estresores, un inadecuado descanso o una alimentación en la que la ingesta de alimentos ultraprocesados es una constante interfieren en nuestra microbiota creando una disbiosis capaz de influir en la capacidad reproductiva
La tasa de infertilidad afecta ya a un porcentaje considerable de personas en nuestro país siguiendo una tendencia ascendente que se prevé continúe en aumento en los próximos años. Se estima que en el 85% de las parejas con infertilidad existe una causa identificable para que esta se produzca, estableciéndose el porcentaje de parejas en edad fértil que presentan dificultades para conseguir el embarazo entre el 10-25%.
Ahora bien, ¿qué factores influyen en la fertilidad? Si bien los factores ambientales como el tabaquismo o la obesidad afectan tanto hombres como a mujeres, para responder a esta pregunta se debe hacer una diferenciación por géneros.
Según datos ofrecidos por el INE, la edad media de maternidad ha ido aumentando de manera progresiva en los últimos años situándose en la actualidad en 32,6 años, siendo este un factor condicionante, al producirse una disminución de la capacidad fértil de las mujeres a partir de los 35 años. No obstante, y al margen de la edad, la disfunción ovulatoria, es decir, la falta de menstruación o su presencia de forma irregular, es el principal causante de infertilidad; que muchas veces es consecuencia de otros trastornos como el síndrome de ovario poliquístico, el hipotiroidismo o la amenorrea hipotalámica. Asimismo, se presentan como causas importantes de infertilidad femenina problemas en las trompas de Falopio, la endometriosis, una baja reserva ovárica, etc.
En el caso de los hombres, involucrados en un 50% en las situaciones de infertilidad en la pareja, existen varias causas capaces de alterar los valores espermáticos: se contemplan desde la presencia de varicoceles, el hipogonadismo o algún trastorno genético.
Estilo de vida, fertilidad y microbiota
Nuestro estilo de vida es también responsable de la calidad de nuestros gametos (células reproductivas). Factores como el sedentarismo, la exposición continuada a diferentes estresores, un inadecuado descanso o una alimentación en la que la ingesta de alimentos ultraprocesados es una constante interfieren en nuestra microbiota creando una disbiosis capaz de influir en la capacidad reproductiva.
La microbiota tiene un importante papel en la fertilidad. Y es que se ha demostrado que, la microbiota vaginal de mujeres con hipofertilidad muestra un patrón, con una menor presencia de Lactobacillus y Micrococcus. No solo la microbiota vaginal debería estar dominada por lactobacilos, también la microbiota endometrial, ya que cuando está dominada por estos microorganismos, el éxito reproductivo se incrementa. Para incrementar la abundancia de Lactobacilos podemos recurrir a la Microbioterapia, es decir, emplear probióticos con un fin terapéutico. Desde Nutribiótica, expertos en microbiota, recomiendan que esta suplementación sea pautada por un profesional de la salud.
Además, hay estudios que hacen referencia a que la microbiota de parejas sexuales es parecida, habiendo hasta un 85% de similitud en los microbiomas seminal y vaginal, de forma que el cuidado de la microbiota se convierte en un objetivo imprescindible tanto en mujeres como en hombres si se está buscando un embarazo.
Otro de los nutrientes que parece tener un papel clave en la formación de los gametos es el omega-3. Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 influyen en la esteroidogénesis, es decir, en la formación de hormonas esteroideas: progesterona, testosterona, estrógenos, etc. Además, los ácidos grasos omega-3, sobre todo el DHA, tienen una función fundamental formando parte de las membranas celulares.
Por último, los valores de vitamina D también tienen implicación en la fertilidad. Un estudio realizado a más de mil mujeres con pérdidas gestacionales previas observó que aquellas que tenían valores séricos de vitamina D3 > 75 ng/mL mostraban una mayor probabilidad de lograr un embarazo clínico y el nacimiento de un bebé. En cuanto a la fertilidad masculina, la deficiencia en vitamina D se ha asociado con una menor concentración de testosterona y peor calidad espermática.
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